El gran jugador cubano, nació en Matanzas en 1887 y falleció en La Habana, el 3 de septiembre de 1960. Fue uno de los peloteros más difíciles de ponchar, ya que solamente lo hizo 117 veces en las 2,273 oportunidades que tuvo al plato, en sus 8 años participando en el Gran Circo, con Cincinnati (1911 -14), San Luis de la liga Federal (1915), Carmelitas de San Luis (1916-17), y Yanquis de Nueva York (1917-18).
Jugó en 655 encuentros con average de .269, acompañado de 67 tubeyes, 19 tribeyes, 2 cuadrangulares, 221 carreras impulsadas y 171 bases robadas.
En 1917 debuto en las Ligas Menores con el New London. Al año siguiente, reporto al New Britain, donde patrulló los jardines hasta 1911, ascendiendo a los Rojos de Cincinnati, junto a Rafael Almeida.
En Cuba, se inició con el Almendares en 1905 y dividió su labor de 21 años, vistiendo el uniforme de los Alacranes en 19 de ellos, así como del Orientals (1917) y el Cuba, con quienes finalizó su carrera en la isla en 1927-28. En total, participó en 455 partidos, con promedio ofensivo de .261. Su mejor año fue 1912, cuando le pegó a la canica al son de .400 de average. Fue seleccionado al Salón de la Fama Cubano en 1939.
Marsans fue uno de los peloteros blancos, a quien se le permiti6 jugar en las Ligas Negras, reciprocando que docenas de peloteros sepias, lo hacían en Cuba, cuando no se les permitía hacerlo en las Grandes Ligas, ni en los circuitos menores. Casi todos pertenecieron a equipos mixtos, que los cubanos presentaron, después de realizar varias giras por los Estados Unidos, como los All Cuban West, All Cuban East, Cuban Stars, Jersey City Cubans y New York Cubans, entre otros. Marsans, primero perteneció a los All Cubans, al mido de su carrera en 1905 y posteriormente como un varadero veterano, al finalizar su carrera con los Cuban Stars en 1923.
Sin embargo, al año siguiente (1924), fue manager y jugador del Club Elmira, que lo convirtió en el primer cubano que dirigió un equipo en el béisbol organizado.
Su carrera como timonero de varios conjuntos en Cuba, lo llevo a conquistar el campeonato de 1917, al frente del Orientals.

1 comentario:
Como sucede con otros casos a este grande jugador no lo conocí y tampoco tuve el placer de verlo jugar por razones obvias, como bien lo recoge el señor Juan F. Pérez en los datos que aporta en su pág. web. Deja constancia de los meritos que poseía este jugador para figurar entre los grandes de cuba, yo tuve la oportunidad de ver y jugar en contra de otro grande jugador que poseía esa cualidad de poncharse poco, tal vez en la mente de muchos aficionados aparezcan algunos nombres, pero coincidirán conmigo que uno de los jugadores que más problemas le creaba a cualquier lanzador lo era sin dudas, Urbano González, su tacto era incuestionable así como su condición de buen bateador, por tanto cuando venía con corredores en circulación era un peligro en potencia, ya que de seguro habría conexión para alguna parte del terreno, la posibilidad del ponche era casi nula, y un factor que tenia de su parte, su condición de bateador zurdo, con este señor la teoría de zurdo contra zurdo también la podíamos descartar, por lo que en ocasiones los mentores le otorgaban el derecho de libre tránsito, es decir la base por bolas.
Publicar un comentario